Se trata de una patología que, si bien suele presentarse con la edad, se desencadena, entre otros factores, en función del grado de exposición a los rayos solares que la persona tuvo durante su vida, fundamentalmente durante la infancia y adolescencia.
Entre los principales factores de riesgo para desarrollar melanoma está la historia de exposición a rayos UV (ultravioletas, naturales o artificiales) en forma crónica, acumulativa o exposiciones intermitentes extremas que produjeron quemaduras de sol, así como tener ojos o cabello claro o pelirrojo, muchos lunares y antecedentes familiares.
Por ello, los especialistas recomiendan el diagnóstico temprano, para lo que se debe prestar atención a cambios en los lunares sobre la base del “ABCDE del melanoma” (Asimetría, Bordes, Color, Diámetro y Evolución) y la visita periódica al dermatólogo, sobre todo para aquellos con mayor predisposición a padecer cáncer de piel.
Cuando hablamos de melanoma tenemos que tener en cuenta herramientas de prevención primaria, secundaria y terciaria.
PREVENCIÓN PRIMARIA:
Se trata de evitar la exposición excesiva al sol: se desaconseja tomar sol entre las 10 y las 16hs y fundamentalmente durante los meses que poseen la letra ‘r´, es decir, todos menos mayo, junio, julio y agosto.
Se recomienda aplicarse con frecuencia protector solar factor 15, 30 o superior. Si la exposición es en horario desaconsejado se deben usar sombreros, anteojos con protección para rayos UV y ropa que cubra la mayor parte de la piel posible, así como evitar el uso de camas solares, que pueden inducir lesiones malignas.
PREVENCIÓN SECUNDARIA
La detección lo más temprana posible de las lesiones malignas o premalignas: para ello es imperante visitar al dermatólogo periódicamente, sobre todo ante la presencia de un lunar nuevo o de cambios en alguno preexistente, ya que el tratamiento de las lesiones incipientes es sencillo y el índice de curación muy alto.
PREVENCIÓN TERCIARIA
La buena utilización de recursos cuando la enfermedad requiere de tratamientos más complejos mejoró sensiblemente en los últimos años debido a las nuevas terapias, como por ejemplo los tratamientos inmunomoduladores, cuyo fin es enseñarle al sistema inmunológico a controlar el melanoma, y por el otro, los nuevos blancos moleculares, cuyo blanco es el tumor, produciendo un alto porcentaje de respuesta, es decir reducción de los tumores
Fuente: Agencia Télam.